Las etiquetas adhesivas, también conocidas como calcomanías, stickers o rótulos autoadhesivos, son elementos versátiles compuestos fundamentalmente por tres capas. La capa frontal, que puede ser de papel, plástico, vinilo u otros materiales, es la que contiene la información impresa, ya sea texto, logotipos, códigos de barras, QR o diseños gráficos, o bien puede dejarse en blanco para su impresión o escritura manual. La segunda capa es un adhesivo o pegamento de diversas características que recubre el reverso de la etiqueta. Por último, esta cara pegajosa está protegida por una tercera capa, un papel siliconado o de respaldo, que se desprende fácilmente al momento de su aplicación.

Su utilidad es extraordinariamente amplia y se extiende a una multitud de ámbitos. Se emplean principalmente para identificar y clasificar productos en inventarios y almacenes, para promocionar marcas y ofertas en puntos de venta, y para brindar información esencial como precios, ingredientes, instrucciones de uso o fechas de caducidad en envases y productos. Además, son indispensables en el etiquetado de correspondencia y paquetería, la organización de archivos y documentos en oficinas, y hasta para la personalización de objetos en el hogar.